Ni la historia ni el presente son así
Por Gabriel Fernández *
El artículo publicado por Horacio
Verbitsky “A Dios rogando” en el diario Página 12 de este
domingo contiene una argumentación directa que merece una objeción
y varias estimaciones difusas que, en tanto interpretaciones, admiten
la posibilidad de una evaluación diferente.
Verbitsky indica, al comienzo, que “Los
cuestionamientos del Vaticano a la economía capitalista y sus
extremos no son una novedad”. Asentándose en esa precisión, hace
historia y narra las variadas críticas que aspectos del sistema han
recibido de muchos otros papados.
El objetivo, plasmado al final del
segmento, es relativizar las consideraciones del papa Francisco sobre
el capital financiero y las agresiones imperiales en los días
presentes. Y aunque en algún caso la mención de un papa histórico
resulte fundada, Verbitsky fuerza el planteo al ignorar la distancia
entre un decir “adecuado” y un hacer práctico.
Además, evita analizar las diferencias
existentes entre papas que necesitaban ofrecer una mejor cara hacia
la comunidad frente al avance de fuerzas socialistas, en un mundo
partido en dos, y quien en la actualidad enfrenta, ante la ostensible
preocupación norteamericana, el intento de los centros de poder por
vitalizar recetas neoliberales para descargar sobre los pueblos la
persistente crisis.
Por tanto, la aseveración “Del
Syllabus a La Alegría del Evangelio, un siglo y medio de crítica
escolástica al capitalismo y sus extremos” tiene una falencia que
el gran periodista podría evitar: el descontexto que implica la
comparación de textos en circunstancias político económicas bien
diferenciadas. No existe un bloque anticapitalista a desarticular;
entonces ¿porqué el papa Francisco dice y hace? ¿Cuál sería,
según Verbitsky, el objetivo del nuevo jefe vaticano?
Luego, y ya adentrándose en los pasos
presentes, insiste en la configuración de un Jorge Bergoglio
opositor interno, interpretando trascendidos de la Iglesia –donde
como sabemos, la prédica y la acción papal ha generado condenas
conservadoras y maniobras oposicionistas- como dobles mensajes
destinados a contentar a tirios y troyanos. Estas versiones, lanzadas
apenas horas después de la reunión del Papa con nuestra jefa de
Estado, configuran un menoscabo de la enorme labor internacional
efectuada por el gobierno argentino en la última década.
En ese sentido, sin evitar indicar que
Néstor Kirchner fue el único presidente argentino que no intentó
acercarse a un Papa e incluyendo así de hecho a Cristina Fernández
de Kirchner en una nómina que no merece integrar, necesita utilizar
la interpretación del PRO como válida al precisar que el operador
Diego Guelar decodificó el verdadero mensaje del Papa sin ambages:
“Está dando una señal de urgencia y de comprensión de que la
situación argentina es muy grave”.
Pero ese es, precisamente, el planteo
básico de La Nación, de no pocos sectores empresariales y de casi
todas las escuálidas franjas opositoras internas. Y le atribuye al
Papa Francisco una consideración excesivamente hipotética para
alguien apegado a las fuentes seguras: “Si la situación nacional
tuviera el desenlace trágico que Bergoglio presagió durante sus
años frente a la Plaza de Mayo –escribe Verbitsky- el papa
Francisco podría decir que hizo todo lo posible por evitarlo, pero
que sus esfuerzos no bastaron”.
Se trata de la más compleja e
interesante acción periodística destinada a reconstituir, frente a
la preocupación de los centros de poder, la imagen de un Papa
antikirchnerista. Justamente lo que exigen aquellos que se han visto
defraudados por el andar de un hombre que, hace tiempo ya, se corrió
del lugar asignado por los espacios antinacionales y se ha
posicionado en la jefatura del Vaticano sin olvidar su pertenencia
sureña.
Es doloroso, claro, observar que esta
labor es desarrollada por Horacio Verbitsky. Su obra y su trayectoria
resultan innegables. Durante largo tiempo, en conversaciones
personales con Clelia Luro, tratamos de interpretar y comprender la
tirria del periodista hacia Bergoglio. En tanto vertió sus opiniones
sin tapujos, dejamos correr sin realizar comentarios. Hoy, frente a
lo que puede estimarse como una información histórica y presente
desfigurada, no queda otra opción que escribir este texto.
* Director La Señal Medios / Area
Periodística Radio Gráfica