Elecciones, Corte, Ley de
Medios, Narcos, Salud, Ministros. Política.
Por
Gabriel Fernández *
Director La Señal Medios
Ha
cambiado el clima. Pese a todo, la realidad, a la cual sabemos tozuda, hace su
labor.
En
aquellas horas finales del domingo 27 de Octubre, cuando tapas y pantallas
indicaban ideográficamente que Sergio Massa y Gabriela Michetti eran los
ganadores nacionales, pusimos de relieve las cifras concretas en el orden
general –amparadas también por el detalle bonaerense y
porteño, nada desdeñable- para indicar que Diez Años Después el proyecto
Nacional y Popular seguía liderando la opinión popular.
Luego se sumaron algunos elementos de relieve: la presidenta de la Nación
sostenía un alto nivel de popularidad, muy superior a los guarismos que ponían
al Frente para la Victoria en una posición privilegiada. Y enseguida, la Corte
Suprema abandonó la ilegalidad y reconoció que una ley sancionada por el
Congreso Nacional, y debatida ampliamente en el marco de todo el país y varias
regiones del exterior, era una Ley.
Al toque nomás una serie de incidentes criminales permitieron revivir al
andamiaje Blumberg: la Argentina pasó, por unos días, a ser un territorio
ocupado por el narcotráfico como México o Colombia. Y aunque el dislate se
palpaba, no faltaron los “amigos” que dijeron: ¡no hay que ser negador!
(siempre están). Pero la Corte, corriéndose del lugar político opositor al cual
lo había condenado su obediencia al diario La Nación, dijo otra cosa: nuestro
país es uno de los más seguros del mundo. Hay robos, hay asesinatos y hay
droga, como en todos (todos) lados, pero bastante menos.
La salud de Cristina Fernández de Kirchner volvió a preocuparnos y mientras una
oposición políticamente impotente aunque mediáticamente sobredifundida
imploraba por un abandono prematuro, el pueblo volvió a entender que ese
liderazgo configura un factor clave. Así, tras unos cuantos días de ausencia,
versiones y vergonzosas plantas, volvió la presidenta, con un perrito, y recompuso
una conducción que necesitaba aire fresco. Designó a Jorge Capitanich en la
jefatura de Gabinete, a Axel Kicillof en Economía y a Carlos Casamiquela como
nuevo titular de Agricultura.
En los nombres escogidos, pero también en su vibrante discurso de regreso, y en
el decir de los recién asumidos, se observó nítidamente la continuidad del
proyecto indicado. Con algunos rasgos interesantes como la agudización de la
tendencia industrial e investigativa, la reapertura de canales de diálogo, y la
carga impositiva diferenciada sobre productos suntuarios. Poco espacio,
digamos, para que los cacerolos convoquen a una marcha para solidarizarse con
los ejecutivos que pagarán más por tener avionetas privadas. Late en esa gente
la mentada Opción por los Ricos, pero cada vez cuesta más argumentar en tal
dirección.
El desconcierto de los programas periodísticos opositores es evidente, y las
declaraciones deshilachadas de los políticos liberales de diverso cuño son
penosas. Perfil, por caso, nos dio una idea: la gente de Jorge Fontevecchia
señaló que el 30 por ciento del discurso de recomienzo estuvo dedicado al
perrito hoy famoso. Bueno, indagamos, no está tan mal ya que el 60 por ciento
de la producción de esa editorial crítica y seria está dedicada a la pornografía,
con la humillante revista Hombre como bandera. Lo que es más, la portada canina
más reciente supera los cuestionamientos y merece cierta piedad para editores
que ya no saben qué hacer.
En suma, el clima ha cambiado. Ha mejorado tanto la vida cotidiana en la
Argentina, paritarias, planes y políticas sociales de por medio, que resulta
muy forzado proponer comparaciones con uropas en caída y nortes desteñidos. En
realidad, devienen en boomerang. Pasen y vean. Y en ese clima, se está
diseñando un 2015 venturoso, asentado en una barrera político económica
destinada a no perder los logros de la Década Ganada.
Disfrutemos este tramo sin bajar la guardia. Porque a no dudarlo, volverán al
ataque. Ya pensarán denuncias, accidentes, internas, “grandes revelaciones” que
impactarán a la opinión pública, tan maleable a veces y tan contrastante con la
opinión popular. Ya harán algo para molestar a un país que crece. Le darán
nuevos altavoces a los zonzos. Y habrá que estar bien pertrechados, porque el
combustible de esos motores es el odio. Y el interés económico, claro, de
quienes necesitan la ruina nacional para pervivir.
*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica.