El pueblo, un lobo lejos de Wall Street

Por Gabriel Fernandez*

Sin ignorar los problemas suscitados al bolsillo popular por la injustificada creciente de precios dispuesta por productores primarios y fabricantes concentrados de alimentos (fíjese más abajo), es posible analizar los datos observados esta semana para entender el cauce por el que transita la economía nacional. Y por tanto, en fino vínculo, la política.


Por un lado, parece ordenarse la liquidación de divisas. Desde el comienzo de febrero, cuando el Estado retomó la presión pública sobre los exportadores, ingresaron al Banco Central casi mil millones de dólares. Para las próximas semanas se aguarda un volumen de dos mil millones más. En este punto coinciden fuentes oficiales y cerealeras.

El dólar volvió a bajar y parece ser una tendencia. Tanto en el normal como en el delictivo, las cifras se empiezan a ubicar en un tono adecuado. Es probable que en dos meses alcance el lugar real que necesita la industria argentina. Sin embargo, todavía hay secuelas sobre pymes, cooperativas y ciudadanos que perdieron un segmento por ahorrar en pesos. Es pertinente lograr un impulso más para recobrar credibilidad en la moneda propia.

En cuanto a las arcas del Estado, enero mostró una ostensible recuperación de la capacidad recaudatoria : se registró superávit fiscal en las cuentas. Esto también contribuye, en el marco antedicho, para que la relación peso – dólar se equilibre. Es importante celebrar esta noticia, pero sin ceder a la presión liberal para “ahorrar” en inversión social. En esa dirección, el titular del BCRA tendría que dejar de formular declaraciones “tranquilizadoras”.

Al ver el horizonte desde el interés popular, vale advertir que las demandas hacia las paritarias oscilan entre el 25 y el 30 por ciento. Este último caso, liderado por la siempre referencial Unión Obrera Metalúrgica, podría configurar el tope. Es probable que algunos sindicatos políticamente opositores hagan cáscara con cifras siderales para poner el gobierno en dificultades. Pero entre esos porcentajes oscilará el reclamo.

Y para cerrar este análisis breve, volvemos al inicio: los precios. Tras dos semanas de batalla, es posible indicar que se alcanzó una victoria parcial al frenar el alza de los productos. La campaña Precios Cuidados se desplaza con éxito; en apariencia, una parte de las capas medias opositoras comprendieron que era una estupidez solidarizarse con los formadores de precios y dejar de lado al gobierno en su intento por morigerar la creciente.

El pueblo argentino se plantó frente a las grandes compañías en hilván con la prédica oficial. Es un buen dato para una futura toma de conciencia de los zonzos, y para ratificar la inteligencia de quienes apuestan al desarrollo y profundización del Proyecto Nacional y Popular. Es factible hacer buenas cosas en conjunto; es posible, además, controlar variables que por mucho tiempo estuvieron manejadas por grandes monstruos empresariales en detrimento de la comunidad. 

Otros desafíos siguen pendientes. La elaboración de los eslabones faltantes de la cadena productiva es uno de ellos; el mejoramiento de la integración al mundo económico nacional de pymes y cooperativas, otro (con una perspectiva francamente desconcentradora). Y –si las paritarias se orientan en el sentido comentado- el apuntalamiento de los planes destinados a contener situaciones complejas. No es inviable. Los altibajos no llegaron a forjar una crisis.

* Director La Señal Medios – Area Periodística Radio Gráfica