Qué
pasó. La gran derivación del 17 de octubre
La historia
argentina se partió en dos el 17 de Octubre de 1945. Esa imponente movilización
logró, entre otros, tres efectos inmediatos: reposicionó a Juan Domingo Perón
en la escena política, condicionó al Ejército, reorientando a varios jefes, y
generó la necesidad de convocar a elecciones presidenciales.
Luego de un breve
período de descanso, durante el cual contrajo matrimonio con Eva Duarte el 23 de octubre
en la Ciudad de La Plata, Perón comenzó su campaña política. El sector de la
Unión Cívica Radical que le apoyaba formó la UCR Junta Renovadora, y surgieron
el Partido Laborista y el Partido Independiente; la organización FORJA se
disolvió para sumarse al naciente Movimiento Peronista, al considerar que sus
objetivos se estaban cumpliendo.
El nuevo movimiento contaba con varios elementos a
su favor: podía mostrar hechos que daban cuenta de su orientación, enumerando
los avances obtenidos por Perón y los trabajadores mediante la Secretaría de
Trabajo y Previsión; el potencial imperial europeo había quedado debilitado con
la Guerra; la sustitución de importanciones originada en los años 30 había
amalgamado una clase obrera pujante, con rastros de luchas federales en la
migración interna y de concepciones anrquistas y socialistas en la externa.
Las franjas orientadas por la oligarquía no
tardaron en movilizarse. Las primeras manifestaciones antiperonistas fueron
gestadas por el movimiento estudiantil, bajo el lema de "abajo la
dictadura de las alpargatas". Las manifestaciones obreras que apoyaban las
leyes laborales que iba promoviendo Perón, contestaban "alpargatas sí,
libros no". La propaganda contraria a la creciente popularidad de Perón se
asentaba en una lectura forzada de la realidad mundial, identificando al
paronismo con el desfalleciente nazi fascismo. Pero el justicialismo era
innovador, contenía a los jóvenes asalariados y abría las puertas a un futuro
diferente.
El avance de la figura de Perón y el enfático
respaldo de los sindicatos obreros preocupó a muchos militares, sectores eclesiales,
pero también a partidos de izquierda que hasta poco tiempo antes habían
levantado las banderas que el coronel Perón empezó a aplicar en la Secretaría.
En 1945, la embajada de los Estados Unidos, dirigida por Spruille Braden,
promovió la unificación de las fuerzas opositoras hasta conformar un movimiento
antiperonista, que incluyó a los partidos Comunista, Socialista, Unión Cívica
Radical, Demócrata Progresista, Conservador, la Federación Universitaria
Argentina (FUA), la Sociedad Rural (terratenientes), la Unión Industrial
(grandes empresas) y la Bolsa de Comercio.
Braden actuó como un referente político de la
oposición, en una ostensible violación del principio de no intervención en los
asuntos internos de un país extranjero. A través de la conformación de un
frente de oposición, Braden estaba convencido de aniquilar a quien presentaba
como "el Hitler del mañana". Entre varios actos, Braden promovió,
pocos días antes de los comicios, la publicación de un informe denominado
"El Libro Azul", en el cual se solicitaba la invasión militar de la
Argentina, acusando a integrantes del gobierno de cooperar con las potencias
del Eje, según documentos recopilados por el Departamento de Estado
estadounidense. En respuesta, los partidos que sostenían la candidatura
presidencial de Perón, publicaron un texto que se tituló "El Libro Azul y
Blanco" que instaló la consigna Braden o Perón.
Valen dos consideraciones al respecto: al definir
que sus intereses debían ser los de todo el planeta, los Estados Unidos
sostenían que la inteligente neutralidad mantenida por nuestro país durante el
arranque de la Segunda Guerra Mundial equivalía a un respaldo al
nacionalsocialismo. Esto sirvió como excusa para intentar obturar el despliegue
de una potencia competidora en el Sur del continente.
Por otro lado, vastas franjas de la izquierda y el
radicalismo, jamás pudieron explicar ante el pueblo argentino porqué se dejaron
conducir por la Embajada del país del Norte; historiadores sagaces como Rodolfo
Puiggross, señalaron que esto se debió a la priorización de los intereses
externos por sobre los locales, mientras pensadores como Arturo Jauretche
completaron la idea señalando que la incomprensión surgió de un distanciamiento
con el pueblo que plasmó un estilo de razonamiento "zonzo" (alienado).
Finalmente, en una elección arrasadora, el Partido
Laborista y la UCR Junta Renovadora, lograron la presidencia para Perón con el
56% de votos en las elecciones del 24 de febrero de 1946, ganando en todas las
provincias menos en Corrientes. La República Argentina iniciaba un camino de
crecimiento industrial, justicia social e independencia que dejaría profunda
huella en la conciencia colectiva y originaría un sendero alterno, la Tercera
Posición, que aún hoy mantiene vigencia.